jueves, 12 de marzo de 2009

REVOLUCIÓN DE LA ABSTENCIÓN - 5 DICIEMBRE 2005

LA SOCIEDAD CIVIL, LA ABSTENCIÓN Y LA REVOLUCIÓN. Rómulo Lares Sánchez. Dic. 5, 2005.

El ilustre Profesor Agustín Blanco Muñoz nos expone en uno de sus últimos trabajos el tema: “LA REVOLUCIÓN DE LA ABSTENCIÓN”. Fundamentalmente estoy de cuerdo con las hipótesis y conclusiones expuestas. Como una posible contribución a este debate y con el ánimo de destacar la trascendental importancia del hecho electoral, político e histórico del día de ayer, considero oportuno proponer para su consideración los siguientes comentarios.

El 4D se produjo la toma pacífica del poder político por parte de un ente aún sin organización, la Sociedad Civil. La denominada abstención, y uno de los puntos que me propongo debatir se relaciona con la propiedad de denominar el hecho histórico: abstención y no explorar otros significados que se manifiestan.

Transcurridas tan sólo horas, apreciando las intervenciones públicas de los jefes de los partidos políticos, en general, se percibe un desconcierto por la manifestación de la población, su ausencia de los centros de votación. La impresión es que la participación esperada era muy superior a la oficial, del 25%, lo que sorprendió tanto al régimen como a la oposición. Es posible presentar la hipótesis según la que, de no haberse retirado los candidatos de la denominada “alianza opositora”, hubiese de todas formas acaparado el régimen los 167 diputados a la AN, los 5 al Parlamento Latinoamericano y los 5 al parlamento Andino.

La sorpresa también impidió al régimen organizar la “hoja de parra” y obligó apresuradamente primero AD, luego COPEI, lentamente PJ y finalmente el Zulia., a retirarse del acto. De no haberlo hecho hubiese quedado suscrita su autopsia. Al retirarse y tratar de capitalizar las simpatías que obtuvieron por estar por primera vez en muchos meses, del lado de la Sociedad Civil, es parte de la estrategia que les permitiría evitar la desaparición súbita. Si bien el régimen demostró no poseer capacidad absoluta de convocatoria, tampoco la oposición la tiene.

La comprobación de estas afirmaciones esta en: 1) La cifra oficial del CNE de abstención, 29,54%. 2) Las cifras muy confiables de SUMATE: abstención de 17,7%. 3) La cifra de votantes en la hora de prórroga de 634 mil electores, lo que representa el 30% de los votos sufragados. 4) La cifra oficial de VOTOS nulos, cercana a 159 mil y los indicios de que esta cifra fue mayor. 5) La información interna del CNE, según la que, fueron retirados de la Sala de Totalización durante un lapso de cerca de una hora, tanto los observadores internacionales presentes, como la vergüenza que representa el “Ojo Electoral”, por su parcialización. A su reingreso, los índices de abstención se habían reducido de cerca del 90% al 75%. Esto le correspondería confirmarlo en sus informes a los observadores. 6) Estos mismos observadores nos dan la sexta razón, y es la sorpresa que manifestaron cuando la “oposición”, a pesar de haber condicionado su participación a la eliminación de las capta-huellas y los cuadernos electrónicos. Actitud que protestó el CNE, confirmando entonces que sí hubo acuerdo.

El sentido de estos números obliga a considerar la hipótesis según la cual, la verdadera razón y última del retiro de los candidatos de la denominada oposición, es decir AD, COPE, PJ y los candidatos de la “república del Zulia”, no fue la unidad, ni el resultado de las largas deliberaciones. Por medio de las encuestas se percibía también en el repunte acelerado en horas de las simpatías hacia AD y el descenso de las mismas por PJ. Sería entonces sencillamente la realidad cruda de que aún participando, no hubieran podido quedar como diputados, a pesar del interés del régimen y su capacidad con el CNE de hacerlos ganar, para asegurar la “hoja de parra”. Esto se percibía también en el repunte acelerado en horas en las encuestas, por las simpatías hacia AD y el descenso de las mismas por PJ.

Esta hora de luces de la Sociedad Civil requiere de la unión de todos los actores que la conforman de manera de establecer los niveles de organización que permitan capitalizar el poder político que tiene en este momento. También deben participar en el debate los partidos políticos, pero manteniendo su condición, de catalizadores de las aspiraciones y de subordinados a la Sociedad Civil. Un solo objetivo para este esfuerzo sería, el de que es una posibilidad cierta de resolver el problema político actual, de recuperar la democracia mediante una vía pacífica, con el mínimo derramamiento de sangre.

Como bien ha sido discutido en la Cátedra Pío Tamayo, la conformación de “el partido único”, conducirá irremediablemente a la desaparición del foro por excelencia de la democracia, el parlamento, el que ya no era más que una fachada democrática convalidada por la presencia de la denominada “oposición”. La instalación de la “nueva AN” completa el cuadro de todos los poderes públicos tomados por el régimen. La única vía de participación, gremios, sindicatos, asociaciones de vecinos y la calle, conducirán rápidamente a desbordar los niveles de represión y de violencia.

Ahora bien, la abstención como fenómeno electoral esta conformada por la expresión de varias posiciones políticas. En Colombia por ejemplo, el sistema electoral ofrece cinco tipos de voto. A favor, en contra, blanco, nulo y no participó-asistió. Esto permite clasificar adecuadamente el sentido de las diferentes categorías. En el caso venezolano, una de las perversiones de nuestro sistema político representativo, mantenido por el sistema “participativo” es sólo ofrecer tres categorías: a favor, en contra, nulo y ausente.

Pero la abstención tiene un sentido de “reconocimiento del sistema electoral”, porque cuando uno participa, legitima ese sistema, es decir le reconoce cierta capacidad de garantizar la voluntad del votante, aunque la posición sea de total rechazo al sistema político, la que puede ser manifestada mediante el voto nulo. Es decir, la abstención, entendida como el nivel de participación en un acto electoral, corregido por los coeficientes y factores relacionados con las características de la sociedad en particular, ofrece información clara con relación a las manifestaciones de los votantes.

En Venezuela, si bien la confianza en el sistema electoral tuvo alzas y bajas, jamás llegó a los niveles de manipulación y desprecio por la ciudadanía, hasta la llegada de Francisco Carrasquero y su equipo al CNE. El ciudadano no confía, en general en el órgano electoral, independientemente que la propaganda del régimen o de la ”oposición” lo seduzca, el ciudadano al no asistir, sea oposicionista o simpatizante al régimen, lo que manifiesta es su rechazo por el SEV. Por lo tanto, la manifestación popular que se produjo el 4D, reduciendo los habitantes de una u otra tendencia que históricamente no participan, se ve determinantemente afectada y refleja ese desprecio por el CNE y por los partidos políticos y sus líderes.

La Sociedad venezolana ha estado sometida desde 1998 a una epidemia electoral, cónsona con el espíritu democrático promovido desde 1958 y estimulado por la CRBV1999, de carácter expresamente participativo, la democracia en Venezuela significa el VOTO, pero el VOTO que respete su voluntad, e históricamente de esto se encargaban los partidos políticos representados en el CSE, los que se auditaban mutuamente. La perversión del SEV se limitaba a despreciar y minimizar las expresiones de los partidos minoritarios, recién formados y de los grupos de electores. Los que no tenían dolientes efectivos dentro del órgano electoral y competían en desventaja. A partir de la llegada de Carrasqueño y Rodríguez, el CNE completó la construcción de una institución absolutamente diseñada para “convalidar electoralmente” la instauración de un régimen absolutamente fraudulento desde la perspectiva electoral.

Esa misma CRBV1999, impregnada absolutamente del espíritu participativo, como evolución de la de 1961 de carácter representativo, tiene como expresión clara la creación de las diversas modalidades de referéndum: consultivo, revocatorio, ratificatorio. Este subrayadísimo carácter participativo es lo que permitiría argumentar con fuerza y alto peso específico, que aunque las leyes y reglamentos electorales sólo establecen quórum electoral en los casos de referéndum consultivo y revocatorio, el hecho de que las leyes particulares no lo establezcan en el resto de los casos, no exime la obligación de adaptar dichas leyes al espíritu y a la letra constitucional. De allí la necesidad de establecerlos y de establecer necesariamente la segunda vuelta electoral, para poder asegurar la legitimidad de los elegidos. Hasta el 1999, aunque dudoso desde el punto de vista de la legitimidad, el que se eligiera un funcionario con participaciones y manifestaciones exiguas de los electores, no sería posible a partir de la CRBV1999.

El acto del 4D deslegitima absolutamente el único poder público nacional que mantenía su legitimidad de origen, la Asamblea Nacional, que aunque actuando al margen de la ley y atropellando a los representantes opositores, ahora su ilegítimo e ilegal origen contaminará los otro poderes públicos: Poder judicial, Poder Ciudadano y Poder Electoral, los que a su vez quedarán deslegitimados al ser renovados por ésta AN y deslegitimarán todos sus actos.

Quedan pues muy claros ciertos hechos y de ellos se desprenden algunas conclusiones: 1) La Sociedad Civil, simpatizante al régimen y opositora aprendió del RR, que por la vía del VOTO no se restablecerá el equilibrio político ni se alcanzará la paz. Todo el país se manifestó y lo confirmó rechazando el SEV. 2) La SC también confirmó en el RR que con los líderes y los partidos políticos actuantes tampoco se despeja la vía para recuperar la democracia. 3) La SC ganó las elecciones de la AN, Parlamento Latinoamericano y Parlamento Andino. La SC se expresó, deslegitimando todos los parlamentarios proclamados por el CNE. 3) La SC demostró que no cree en el SEV, ni tampoco en nuestras instituciones. 4) El régimen asumiendo en celebración como “triunfo” la obtención de todos los 167 curules de la AN y el establecimiento de una ”democracia” con partido único, militarista, proclama ante el país y el mundo su carácter antidemocrático. 5) No podemos esperar soluciones de la intervención de los organismos internacionales ni de otras naciones, en principio sólo dispuestas a mover sus piezas en defensa de fabulosas participaciones y comisiones financieras o la conquista de mercados.

Este terremoto político, de una SC dispuesta y empeñada en resolver la crisis política e institucional por la vía pacífica, a pesar de las deliberadas provocaciones del régimen y sus aliados por empujarnos hacia la violencia generalizada, se produce prácticamente de manera espontánea y al margen, más grave aún, teniendo de espaldas a los medios de comunicación social. Es claro que los niveles de organización ciudadana son sumamente bajos, que es hacia donde deberían ser dirigidas las acciones unitarias de toda la sociedad: la organización social, vecinal, sindical, gremial..

Triunfó una SC que aunque no se ha organizado política y socialmente, porque lo había delegado en los partidos políticos, confirmó en la unidad una posibilidad pacífica de recuperar nuestra democracia. Ahora tendrá que estar alerta para impedir que, feriado navideño de por medio, sea víctima de las negociaciones que apresuradamente tratan de establecer el régimen y la oposición para demorar su definitiva pérdida absoluta del poder, y entre otras aspiraciones impedir su enjuiciamiento. Si esta hipótesis se verifica, se presenta efectivamente por primera vez desde 1958, la posibilidad de asumir un estadio de desarrollo político en plenas libertades, oportunidad que no podemos absolutamente dejar pasar.

Mientras debatimos internamente nuestro futuro, se intensifica la lucha entre los poderosos intereses que se reparten los activos del país, con la complicidad tanto del régimen, de gobernantes así como de los aliados de la denominada “oposición”. Se intensifica la presión de las unidades represivas comandadas por cubanos, iraníes, chinos y de otras nacionalidades. Se incrementa la represión hacia los disidentes de cualquier signo.

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